miércoles, 23 de diciembre de 2009

ideas filosóficas, antropologías y educación



¿Quién es el hombre? Durante toda la historia el hombre ha manejado esa quietud muy natural. La antropología filosófica es la filosofía del hombre porque es la ciencia que nos muestra las causas o principios con los que se hace inteligente al ser que llamamos hombre.

El hombre necesita saber lo que es para serlo; la autoconciencia es constitutiva de la vida racional humana.

Es incuestionable que toda acción, toda praxis educativa, incluso toda tecné se inserta en una antropología filosófica. Una antropología filosófica que comporta unos fines educativos, unos grandes modelos de hombre y de sociedad.

Es importante decir que no existe la posibilidad de que haya una antropología verdadera y que las demás sean falsas. Hay muchas, y es la propia libertad personal la que va a hacer a cada uno decidirse por una u otra; esta actitud filosófica implica una hermenéutica con un determinado fin. Nos introduce en los valores del terreno educativo.

En el siglo XIX son significativas las manifestaciones sobre la lucha de clases, revoluciones, etc… los socialismos marxistas y el anarquismo subrayan la sociedad. El anarquismo optó por un hombre que fuese capaz de debatir el poder y la autoridad encarnados en el Estado y Dios, optando por una pedagogía libertaria, la cual tiene inicialmente una matriz Rousseaniana, en la cual importa el hombre activo y práctico.

Es preciso también hacer referencia al marxismo. La pedagogía marxista es un gran metarrelato del Siglo XIX que ha tenido continuidad en el siglo XX. Donde el hombre es un ser natural y social alienado. Apuesta por una pedagogía crítica, donde haya una enseñanza unilateral y un hombre ambivalente.

La pedagogía práctica se centra en el hombre positivo y práctico. Ésta posee dos vertientes: Blanda o Dura, es intrasistémica. Es o pertenece a la pedagogía del consenso no del conflicto. Es como una moneda: una cara de la moneda es el naturalismo; una cara blanda, dulce, en la que el centro es el niño (Naturalismo) y la cara dura es el Positivismo. Esta pedagogía unifica el naturalismo que posibilita la permisividad y el niño es el núcleo y el positivismo que plantea orden, censura, estabilidad.

La filosofía existencialista vive inmersa en la tragedia del vivir, el sufrimiento, el desgarro. Busca desesperadamente la libertad imposible; vive en un radical conflicto interior.

Intenta que el Yo individual alcance la inalcanzable trascendencia de la ‘’angustia del sentimiento de existir’’. Posibilita el libre pensamiento antidogma y enriquece al ser para siempre.

La pedagogía existencialista se conforma en base a dos términos: el conflicto interior y el desgarro del individuo.

Para el existencialismo la educación es un proceso encaminado a elevar el nivel de conocimiento del sujeto, el nivel de conciencia del individuo.

Las fuentes teóricas del existencialismo están en Kierkegrard, Nietzche, Hssel, Dilthey.

Esta pedagogía plantea una antropología triste pero real, auténtica. Es lucha, desacuerdo. Es una pedagogía del hombre concreto que vive desde su conciencia. El existencialismo, en definitiva, es el que vive profundamente la vida, el que procura transcenderse, dar sentido al sinsentido de existir, es un ser agónico, triste, abandonado en la nada.

El personalismo es una de las antropologías que al igual que el existencialismo reacciona frente al individualismo. Este combate el desorden establecido, es crítico, librepensador. No se afilia a ninguna corriente ideológica.

El elemento clave es el ‘’Yo singular’’ que carece de sentido sin el ‘’tu’’. Ser persona es más profundo que ser individuo, a la persona no la podemos mitificar, es grandiosa pero también diminuta.

Ser personalista exige y demanda amar al ser humano.

¿ y tú?

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