domingo, 30 de enero de 2011

Escuela y oportunidad social


Al hablar de igualdad de oportunidades se está poniendo de manifiesto la desigualdad real y el carácter selectivo de los sistemas de enseñanza. Vivimos en una sociedad complicada, la cual a menudo reproduce desigualdades, hecho que la escuela difícilmente puede compensar. No podemos negar que la escuela a menudo reproduce un modelo segregador y excluyente. ´´ La desigualdad educativa es una consecuencia al mismo tiempo que una causa de la desigualdad social. Lo que falla no es tanto el sistema educativo como la estructura y forma de clases''

Varios autores defienden que el sistema educativo de los países capitalistas no ofrece posibilidad alguna de promoción social, sino que por el contrario está concebido para perpetuar la división de clases (Teoría de la Reproducción Social). El objeto de la escuela es el de homogeneizar, no en el sentido de igualar, sino de atender las diversidades de cada individuo, pero esto no se logra sino que, según dicha teoría, se reproducen las desigualdades sociales, a través de la inculcación de la ideología dominante.

Desde el funcionalismo de Durkheim al estructuralismo de Althuser pasando por la teoría de la correspondencia de Bowles y Gintis y a pesar de sus diversas concepciones, todos ellos consideran que la escuela no suprime las desigualdades sino que las confirma, legitimando las diferencias sociales, transformándolas además en otras de carácter individual; Distinto grado de dominio del lenguaje, diferencias en las características culturales, expectativas sociales…

Opinamos que la escuela es un instrumento de reproducción pero a su vez un instrumento de transformación:

''La cultura escolar no sólo se basa en la igualdad de oportunidades, sino también en el otorgamiento del valor de la excelencia como fórmula de justificación de las diferencias y de la jerarquización; la promoción escolar y la movilidad social van indisolublemente unidas a la implantación de la igualdad formal''.

Como expone Sandín (1997), las instituciones escolares se enfrentan al reto de intentar comprender, valorar y asumir los valores y significados culturales propios de los grupos minoritarios. Las aulas suelen estar gobernadas por códigos lingüísticos y socioculturales que pueden diferir con el otro grupo. Para aquellos alumnos pertenecientes a grupos minoritarios la cultura escolar puede significar un obstáculo que dificulta su proceso de adaptación e integración.

Podemos decir que el ambiente familiar y entorno del mismo influye en los sujetos más que su medio escolar. En este sentido, como muestra Enguita (1997) los alumnos de clase obrera pueden presentar un bajo nivel de identificación, tanto expresiva como instrumentalmente, con la escuela a diferencia de sus colegas de clase media. La baja identificación expresiva es fácil de comprender: su uso del lenguaje, sus valores, sus formas de comportamiento, sus gustos culturales, etc.… estarán más alejados de los de la escuela, que son precisamente los de la otra clase. En cierto modo, para ellos, identificarse con la cultura escolar es abandonar la propia.

Según diversos autores los valores, creencias, conductas y expectativas en concordancia a las relaciones interpersonales, la enseñanza, la comunicación y el aprendizaje a menudo están en conflicto con los de la escuela. Es por ello que es necesario conocer los mecanismos culturales y sociales de aquellos alumnos procedentes de diversos contextos para poder llevar a cabo una educación adaptada a todas esas ''diferencias''.

La escuela puede considerarse como un sistema social construido por diversos agentes, tales como la cultura escolar, la política, el currículum formal o la participación con la comunidad. Cualquiera de esos factores puede ser el foco de una reforma escolar que tenga en cuenta la diversidad, para crear un ambiente o contexto escolar multicultural los cambios deberían tener lugar en cada uno de ellos.

En referencia a la figura y labor del profesorado éste debe tener muy en cuenta la identidad cultural del alumnado, para así poder desarrollar modelos y estrategias efectivas que promuevan el proceso de aprendizaje. Como se desprende de las palabras de Sandín Esteban (1993): '' El profesor debe actuar como un mediador cultural ayudando a los alumnos a sentirse confortables con su propia identidad dentro del contexto escolar. Muy a menudo, los alumnos de diversas procedencias se encuentran en la obligación de elegir entre éxito escolar y su identidad cultural. ''

Los niños y niñas suelen llegar a la escuela con muchas concepciones erróneas, actitudes negativas y estereotipos. En este sentido, la escuela ha de ayudar a desarrollar actitudes más positivas hacia la diversidad de grupos. Los objetivos educativos no se limitan a los objetivos instruccionales sino que también incluyen la enculturación y socialización de los niños y niñas en ciertos valores y expectativas.

Del mismo modo y en contrapartida debemos decir que el sistema educativo posee una serie de factores que promueven la disminución de desigualdades; hablamos por tanto de un sistema que aboga por la igualdad de oportunidades, abordando una serie de garantías de acceso y éxito, siendo además de carácter público y estableciendo un currículum común, abierto y flexible. Ante esto debemos expresar el deseo de una educación basada en la cooperación, dejando de lado la competitividad, siendo por consiguiente un sistema sistemático y reflexivo.